Pintar los suelos es una solución ideal no solo para causar una buena impresión, sino que cambiar totalmente el aspecto de una superficie sin tener que hacer obras.
Dado que no hay dos suelos iguales, en el mercado se puede encontrar una gran variedad de productos y soluciones tanto para suelos industriales, como garajes, hospitales zonas alimentarias, exteriores, etc.
Estos trabajos de pintado, antes de comenzar necesitan su preparación de la superficie, en este caso el suelo, antes de comenzar el pintado.
Además de los tipos de pintura, hay que tener encuenta los colores según tamaño, iluminación y funcionalidad.
A continuación dividiremos y explicaremos los 3 tipos más génericos, pintura acrílica o al agua, pintura sintética, pintura bicomponente.
Esta pintura se diluye en una pequeña cantidad de agua. Por lo que la limpieza de materiales es sencilla y económica. Su secado es rápido y según el fabricante entre capas solo debe pasar 3 horas.
Con las pinturas acrílicas se pueden pintar baldosas porosas, hormigón de interior y exterior, ladrillo, suelos de cemento, suelos de madera y laminados de interior.
Esta pintura suele diluirse con disolvente sintético o con aguarrás mineral. Su base está compuesta de resinas alquídicas. Su uso es mayoritariamente para suelos de uso no domésticos donde haya un gran tránsito de personas y vehículos, entre ellos garajes, superficies asfaltadas, naves industriales, suelos de madera, laminados de exterior, sótanos, etc.
Su secado es alrededor de 24 horas entre cada capa y la limpieza de material se realiza con disolvente.
Se trata de pintura con base de epoxi que a la hora de la aplicación se mezcla con un endurecedor. E incluso según su finalidad, puede llegar a añadirse áridos de cuarzo para zonas resbaladizas.
Esta resina no requiere imprimación previa, pero la superficie debe de estar en buenas condiciones para que agarre al suelo.
Se puede aplicar sobre suelos de madera, laminados de interior, suelos de cemento, ladrillo, baldosas no porosas de porcelana o vidrio y hormigón interior y exterior.
La limpieza del material se puede realizar de forma sencilla con agua y jabón.
Una vez elegido el material de la zona a tratar, es necesario escoger el color más adecuado en función de tamaño, uso e iluminación.
Si nos encontramos con una superficie con poca iluminación se deben usar colores claros.
En los espacios amplios se puede optar por colores cálidos y oscuros.
Para zonas con propensión a ensuciarse, debe de evitarse colores muy claros o muy oscuros. Sino una gama media.
